martes, 21 de febrero de 2012













Blhoja 062 - POSTALES PORTEÑAS

CAPITAL FEDERAL: Julio 2011

Museo del Bicentenario


Plaza de Mayo





San Telmo



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Puerto Madero





Costanera Sur



Puerto Madero






Plaza de Mayo









9 de Julio y Corrientes



Corrientes


Plaza del Congreso





9 de Julio y Av. de Mayo




TIGRE: Delta del Paraná









RIO DE LA PLATA














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Hoy: J.R.R.Tokien


EL SEÑOR DE LOS ANILLOS
   
1. La comunidad del Anillo
    
Llevaban quince días de marcha cuando el tiempo cambió. El viento amainó de pronto y viró al sur. Las nubes rápidas se elevaron y desaparecieron, y asomó el sol, claro y brillante. Luego de haber caminado tropezando toda una noche, llegó el alba fría y pálida. Estaban ahora en una loma baja, coronada de acebos; los troncos de color verde grisáceo parecían estar hechos con la misma piedra de las lomas. Las hojas oscuras relucían, y las bayas eran rojas a la claridad del sol naciente.
Lejos en el sur, Frodo alcanzaba a ver los perfiles oscuros de unas montañas elevadas que ahora parecían interponerse en el camino que la Compañía estaba siguiendo. A la izquierda de estas alturas había tres picos; el mas alto y cercano parecía un diente coronado de nieve; el profundo y desnudo precipicio del norte estaba todavía en sombras, pero donde lo alcanzaban los rayos oblicuos del sol, el pico llameaba, rojizo.
Gandalf se detuvo junto a Frodo y miró amparándose los ojos con la mano.
--Hemos llegado a los límites de la región que los Hombres llaman Acebeda; muchos Elfos vivieron aquí en días más felices, cuando tenía el nombre de Eregion. Hemos hecho cuarenta y cinco leguas a vuelo de pájaro, aunque nuestros pies caminaran otras muchas millas. El territorio y el tiempo serán ahora mas apacibles, pero quizá también más peligroso.
--Peligroso o no, un verdadero amanecer en siempre bien recibido-- dijo Frodo echándose atrás la capucha y dejando que la luz de la mañana le cayera en la cara.
--¡Las montañas están frente a nosotros! --dijo Pippin--. Nos desviamos al este durante la noche.
--No --dijo Gandalf--. Pero ves mas lejos a la luz del día. Más allá de esos picos la cadena dobla hacia el sudoeste. Hay muchos mapas en la Casa de Elrond, aunque supongo que nunca pensaste en mirarlos.
--Sí, lo hice, a veces --dijo Pippin--, pero no los recuerdo. Frodo tiene mejor cabeza que yo para estas cosas.
--Yo no necesito mapas --dijo Gimli, que se había acercado con Legolas, y miraba ahora ante él con una luz extraña en los ojos profundos--. Ése es la tierra donde trabajaron nuestros padres, hace tiempo, y hemos grabado la imagen de esas montañas en muchas obras de metal y de piedra, y en muchas canciones e historias. Se alzan muy altas en nuestros sueños: Baraz, Zirak, Shathûr.
'Sólo las vi una vez de lejos en la vigilia, pero las conozco y sé cómo se llaman, pues debajo de ella está Khazad-dûm, la Mina del Enano, que ahora llaman el Pozo Oscuro, Moria en la lengua élfica. Mas allá se encuentran Barazinbar, el Cuerno Rojo, el cruel Caradhras; y aún más allá el Cuerno de Plata y el Monte Nuboso: Celebdil el Blanco, y Fanuidhol el Gris, que nosotros llamamos Zirakzigil y Bundushathûr.
'Allí las Montañas Nubladas se dividen, y entre los dos brazos se extiende el valle profundo y oscuro que no podemos olvidar: Azanulbizar, el Valle del Arroyo Sombrío, que los Elfos llaman Nanduhirion.
--Hacia ese valle vamos --dijo Gandalf--. Si subimos por el paso llamándola Puerta del Cuerno Rojo, en la falda opuesta del Caradhras, descenderemos por la Escalera del Arroyo Sombrío al valle profundo de los Enanos; allí se encuentran el Lago Espejo y los helados manantiales del Cruce de Plata.
--Oscura es el agua del Kheled-zâram --dijo Gimli--, y frías son las fuentes del Kibil-nâla. Se me encoge el corazón pensando que los veré pronto.
--Que esa visión te traiga alguna alegría, mi querido enano --dijo Gandalf--. Pero hagas lo que hagas, no podremos quedarnos en ese valle. Tenemos que seguir el Cauce de Plata aguas abajo hasta los bosques secretos, y así hasta el Río Grande, y luego...
Hizo una pausa.
--Sí, ¿y luego qué? --preguntó Merry.
--Hacia nuestro destino, el fin del viaje --dijo Gandalf--. No podemos mirar demasiado adelante. Alegrémonos de que la primera etapa haya quedado felizmente atrás. Creo que descansaremos aquí, no sólo hoy sino también esta noche. El aire de Acebeda tiene algo de sano. Muchos males han de caer sobre un país para que olvide del todo a los Elfos, si alguna vez vivieron ahí.
--Es cierto --dijo Legolas--. Pero los Elfos de esta tierra no eran gente de los bosques como nosotros, y los árboles y la hierba no los recuerdan. Sólo oigo el lamento de las piedras, que todavía los lloran: profundamente cavaron en nosotros, bellamente nos trabajaron, altas nos erigieron; pero han desaparecido. Han desaparecido. Fueron en busca de los Puertos mucho tiempo atrás.




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