viernes, 26 de febrero de 2010











Blhoja 019.CHILE 2000 - PUERTO MONTT (1)


Partimos de noche. Me sorprendió el ómnibus, coche cama con tres asientos. Por aquí no había visto ninguno.
El coche iba semi vacío. Nos sirvieron la cena y me dispuse a dormir toda la noche. En mis auriculares estaba la Negra Sosa grabada en un casete de 90 minutos para tenerla mas tiempo. En un momento cuando la música descendía de volumen se me infiltraba una musiquita militar, me quité los auriculares y ahora lo escuchaba mejor aunque lejano y muy estridente, se mezclaba con aplausos y voces confusas, parecían salir de una radio o un televisor. Volví a colocarme los auriculares y subí el volumen de mi Walkman. De pronto una voz gruesa reclamaba algo. Al ratito nuevamente y unos minutos después el “azafato” se acerca, pasa mi asiento y va a atender el reclamo de alguien dos asientos mas atrás. Me quite los auriculares y escuche a un muchacho pedirle energéticamente que le diga a quienes tenían esa marcha militar que bajen el volumen o que la apaguen. El “azafato” de mediana edad, caminó hacia donde provenía la música, tres o cuatro asientos mas adelante, y les comento el reclamo. Luego de una breve charla, se acerco nuevamente y pude escuchar que quienes tenían esa música militar eran unos padres que venían de visitar a su hijo en el liceo y que habían filmado un desfile y estaban viendo ese momento. Hasta ahí el altercado sin sangre derramada; mire hacia atrás para ver al demandante, un joven barbudo que ante la interpelación ocular, como disculpándose dijo algo así como que se vayan al cuartel a escuchar marchas militares. Con una sonrisa de respaldo volví a mi postura y a mi música. Me desperté cuando aclaraba y ya la Negra había dejado de cantar hacía rato.




El cielo estaba cubierto y la cordillera se marcaba a lo lejos como oscuros nubarrones. Apoyé la cabeza en el vidrio y disfrutando de ese pequeño golpeteo producto del movimiento del vehículo volví a caer en ese disfrute de estar marchando hacia un lugar deseado. Un lejano lugar hasta ese momento inalcanzable o supuestamente inalcanzable y que de repente, comienza a rodearme, comienza a integrarme en su realidad. El lugar no te discrimina, te acoge, te empapa… uno acepta o rechaza. Uno permite que se produzca esa invasión de lo que el lugar es, de sus colores, sus olores, su clima, su gente… Uno se informa, investiga y llega al lugar con los prejuicios adquiridos para bien o para mal. El lugar tiene el poder de quitártelos o asentarlos. Llegar a Puerto Montt era llegar a la lejana ciudad del sur chileno a la que Los Iracundos le cantaban a aquel que sentado frente al mar, abandono a su amor bajo el cielo azul. Un lugar al sur del mapa, casi a la altura de Bariloche. Un lugar ondulado. Calles subían y calles que caían al mar.


El muchacho de barba estudiaba en Santiago y volvía después de unas cuantas semanas al hogar familiar. 1020 km. La charla comenzó muy cerca de Puerto Montt y la excusa del inicio “esa marcha militar” que tanto lo había afectado. En ese momento Pinochet estaba en Londres luego de haber soportado los embates judiciales del juez español Garzón y que como buena rata miserable, los había esquivado casi airoso. El asesino estaba grave de salud y podía ser liberado y devuelto a su patria, que según el gobierno de Frei debía ser quien lo juzgara. Además al ser senador vitalicio tenía inmunidad diplomática. Los ánimos estaban caldeados y aquí habíamos presenciado una reacción lógica por la injusticia cometida, el gobierno inglés le hacía el aguante al criminal; el muchacho, no aguantaba un símbolo que lo recordara. Como otro ejemplo de mi solidaridad, le regalé mi casete de la Negra Sosa, ella si, símbolo de quienes reclaman la justicia del pueblo.




La terminal de ómnibus esta junto al mar, mas precisamente junto a las aguas del Seno de Reloncaví, que luego se transforma en el Golfo de Ancud, este a su vez en el Golfo de Corcovado hasta que finalmente se abre en las aguas del Océano Pacífico. Aquí comienza la Patagonia chilena.


Aquí comienza, uno de los mas bellos recorridos de mi historia de viajes.










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