viernes, 5 de julio de 2013

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“Hace pocos meses me detuve en las calles de
Nueva  York mirando a mi alrededor como lo había hecho años atrás; una vez más me encontré estudiando la arquitectura, estudiando esos ínfimos detalles que solo puede percibir el ojo dislocado. Pero en esta ocasión era lo mismo que si hubiera bajado de Marte. ¿Qué raza de hombre es ésta?, me preguntaba. ¿Qué significa todo esto? Y no tenía el menor recuerdo de mis sufrimientos ni de la vida que se llevaba en la alcantarilla, sólo advertía que estaba ante un mundo extraño e incomprensible, un mundo tan alejado de mi que tenía la sensación de pertenecer a otro planeta. Desde lo alto del Empire State Building miraba una noche hacia la ciudad que yo conocía desde abajo. Allí estaban, en su verdadera perspectiva, las hormigas humanas, con quienes me había arrastrado, los piojos humanos con los que había luchado. Se movían a paso de caracol, cada uno, sin duda alguna, en pos de su microscópico destino. En su infructuosa desesperación habían erigido este colosal edificio que era su orgullo y su jactancia. Y desde el punto más alto de esta enorme construcción, habían suspendido una sucesión de jaulas en las cuales los canarios prisioneros emitían sus gorjeos sin sentido. En la cúspide misma de sus ambiciones, estaban estos pequeños seres, minúsculos como puntos, gorjeando a la alegría de vivir. Dentro de cien años, pensé, tal vez estén enjaulando seres humanos vivos, alegres y dementes que cantarán al mundo futuro. Tal vez engendren una raza de gorjeadores que lancen trinos mientras otros trabajan. Tal vez en cada jaula haya un poeta o un músico para que la vida de allá abajo pueda continuar deslizándose sin obstáculos, fundidos con la piedra, fundidos con el bosque, un agitado y crujiente caos de nulidad. Dentro de mil años tal vez todos estén locos, los trabajadores como los poetas y todo se deshaga en ruinas como ya ha sucedido y volverá a suceder. Tal vez dentro de mil, o cinco mil o diez mil años, exactamente en el lugar donde ahora estoy parado dominando la escena, algún niño abra un libro escrito en un idioma aún desconocido y lea acerca de esta vida que ahora se está desarrollando, una vida que la persona que escribió el libro jamás experimento, una vida cuya forma y ritmo no será más que una deducción, con un comienzo y un fin, y el niño, cerrando el libro pensará en lo grande que fue la raza americana, en lo maravilloso que debió de ser la vida en este continente que el habita ahora… Pero ninguna raza futura, salvo tal vez la raza de los poetas ciegos, podrá imaginar jamás el bullente caos del cual se ha extraído esa futura historia.”

TROPICO DE CAPRICORNIO, Henry Miller (1938)





M  I  D  T  O  W  N


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Realmente microscópico se ve desde el observatorio en el piso 86, al que se accede después de varias colas, una revisación exhaustiva, algunos ascensores y largos corredores. El viento frío y agresivo te echaba atrás, pero no había que perderse ese espectáculo de cemento, ríos, sol y niebla o smog? 












En la blhoja anterior salía del Downtown por la High Line, una antigua línea ferroviaria elevada sobre la avenida 10, abandonada hace décadas y reconvertida en un jardín elevado que cruza entre edificios, patios de viejas casas, galpones abandonados o transformados en loft. Por momentos pasear con vista al río y a lo lejos la ciudad de Nueva Jersey, entre butacas y bancos de diseño, instalaciones artísticas en patios o paredones. Como una presencia inclaudicable, el Empire asoma su porte por casi todo el trayecto, hasta llegar a la calle 30 donde termina esta segunda etapa de remodelación. Con un viento helado y un sol que ya se apagaba nos metimos en un cálido diner donde una moza puertorriqueña nos contó su llegada, su vida familiar y sus deseos de volver a su tierra.







Otra salida del Downtown fue una tarde/noche en una larga caminata por Broadway que comenzó allá por el toro de Wall Str. En la esquina de Broadway, Park Avenue y east 14th str. apareció Union Square cubierta con coloridos pabellones de lona donde artesanos vendían sus productos navideños y distintos comerciantes sus mercaderías características de la fecha.





En la intersección de Broadway, quinta y la 23 resalta la punta del triangular Flatiron, un edificio centenario del cual los habitantes de la época apostaban por cuan lejos llegarían los escombros cuando cayese. Un edificio emblemático por su forma situado frente al Madison Square Park, llamada asi en homenaje a uno de los presidentes estadounidenses: James Madison, aunque la zona fue mas famosa durante la estadía del renombrado estadio Madison Square Garden. Ahora esta ubicado mas al centro de la isla entre septima y octava avenida y entre las calles treinta y uno y treinta y tres, sobre la estación de colectivos Pennsylvania. Y a una cuadra nomas, sobre la séptima y treinta y cuatro la gran tienda para no perderse Macy´s, donde se puede encontrar… todo. Si.









Subiendo por la avenida nueve el sector es mas tranquilo, hay muchos restoranes pequeños en su mayoría étnicos, mientras que por la octava hay algo mas de movimiento con restaurantes un poco mas coquetos y varios boliches para bailar. Tambien es la zona del teatro off broadway, principalmente por las calles cuarentas, aquí se encuentra el mitico Actor´s Studio, mas precisamente en el 432 de la West 44th Street, fundado en 1947 por Elia Kazan entre otros y que desde 1952 fue dirigido artísticamente por el maestro Lee Strasberg con toda su experiencia con el teatro Ruso imponiendo el famoso “método Stanislavski”.







Y asi, paseando por este barrio algo tranquilo, llegamos a Broadway. A dos cuadras para abajo, o sea en la 42, comienza Time Square. Por estas cuadras, la 42 entre séptima y octava, y por Broadway y la séptima, entre 42 y 47 se reúne el mundo. En este sector como Broadway cruza diagonalmente la isla, al cruzarse con la séptima forma este gran triangulo denominado Time Square. Es el centro estratégico de Nueva York. Teatros, todo tipo de comercios, bares, restaurantes, infinidad de carteles luminosos encendidos todo el día y gente, gente, mucha, muchísima gente de todo el mundo. Mirandose en las pantallas gigantes elevadas en el tercer o cuarto piso cuyas cámaras enfocan a la  calle  y nos propone encontrarnos en la multitud. Y ahí nos vemos, saludándonos a nosotros mismos o a los amigos que nos acompañan ya que nadie mas nos conoce, pero parece un atractivo muy popular porque nadie se queda sin buscarse, divirtiéndose gratuitamente en el centro del universo. Alli es la reunión de fin de año. Una semana antes la zona esta invadida por trabajadores, camiones, grúas que descargan vallas, armazones metálicos, luces. Tres escenarios formaron el centro del show este año. En la calle 47, Broadway y la séptima se dividen formando un triángulo hacia el norte. En la esquina de la 43, Broadway y la séptima se dividen también formando un triángulo hacia el sur. En lo alto del único edificio de esta última esquina se coloca la famosa bola de cristal que en los últimos 30 segundos del año baja unos metros hasta que los fuegos artificiales, papelitos, gritos, silbidos y la música estrepitosa señala la llegada del nuevo año. Ese pequeño sector esta lleno de gente, pero están también repletos de gente las avenidas Broadway y séptima que van hacia el norte. Se dice que un millón de personas participan. Que ven? He salido del hotel ubicado en séptima y 57 a las 10 de la noche y la gente ocupaba la avenida hasta 59. Esperando ver que?. Nada.












Ese 31 comimos en un restaurante irlandés. Adelante el pub y la gente amontonada junto a la barra, birreando. Al fondo un restaurante con poca luz pero con cuatro televisores a todo volumen reflejando la fiesta que ocurria a pocas cuadras. Cerca de la hora nos acercamos por 43 hasta la octava, no permitían avanzar mas. Vallas y policías impedían el paso. La felicidad controlada estrictamente. Al final de la cuadra las luces escapaban por encima de los edificios como fuego blanco. En el momento preciso, destellos de colores dieron la señal y todos los allí presentes con pitos y matracas y cornetas electrónicas comenzaron el festejo. Todos estabamos felices. El 2012 habia terminado y este año impar traía nuevas esperanzas. Bah!! Como siempre. Año que a los pocos días no se diferencia del anterior salvo por el número final.









La quinta avenida aproximadamente desde 42 hasta 59, es el sector donde las grandes marcas tienen sus tiendas y también grandes tiendas lucen sus vidrieras para atraer  a la infinidad de transeúntes que recorren sus veredas. Esas últimas semanas del año las coloridas luces iluminan frentes y vidrieras que compiten en originalidad y lujo, algunas verdaderas obras de arte. Todo a disposición del comprador que vaga por la quinta y calles aledañas, buscando lo ultimo de la moda. Muchos profesando su fe católica en la St. Patrick´s Cathedral. Una gran cola de adolescentes y no tanto esperando entrar a una tienda de ropa interior para ver a hombres y mujeres modelando los productos. Otra cola en el cubo de cristal de Apple, veredas abarrotadas de curiosos frente a Cartier y los extraños mecanismos sincronizados para mostrar sus joyas. El amontonamiento incesante de turistas frente al árbol de navidad del Rockefeller. Patinadores del Bryan Park y mucho mas curiosos que lectores vagando por los pasillos de la Biblioteca publica de Nueva York.
























Una muy útil manera de acercarse a los distintos barrios de Manhattan y también fuera de la isla es el Metro, con su gran red de trenes que es una de las grandes del mundo.

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Ese día llegamos unos minutos antes de que abra, por lo tanto no había tanta cola. En otras oportunidades la cola superaba la media cuadra y hacía mucho frio para esperar parados tras una lenta hilera de entusiastas asistentes al mas famoso de los museos: el MOMA.


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Con estilo Beaux Art, la Terminal Grand Central se encuentra por la calle 42 y la avenida Park, es la mas grande del mundo con mas de 194.000 metros cuadrados, 44 andenes y 67 vias repartidas entre el nivel superior e inferior. Es utilizada por 125.000 pasajeros por día y se pierden mas de 2000 abrigos al año, que tal?.





La tarde estaba nublada y fría, pero queríamos llegar a segunda avenida y 60, aunque primero caminamos hasta primera en que con limite sur la 42 y al norte la 48 se encuentra el área internacional de Naciones Unidas. Era 25 de diciembre y el mundo estaba cerrado, asi que nos conformamos con pasear junto a las rejas y seguimos camino hasta un diner porque estábamos famélicos. Una hora y media después estábamos dentro del Roosevelt Island Tramway, un teleférico que une Manhattan con la Isla Rooselvert circulando paralelo al puente Queensboro, el mismo que aparece en el afiche de la película Manhattan de Woody Allen. El paseo es muy interesante porque desde la isla se puede ver la costa de Manhattan en todo su esplendor, por solo lo que cuestan dos pasajes en metro, en pocos minutos se puede tener otra vista magnifica de la Gran Manzana.















La primer noche del año nos iniciamos en el teatro de Broadway con una nueva versión de la opera Evita interpretada por la argentina Elena Roger y el famoso Ricky Martin (ausente con aviso). Mas alla de los ideológicos “errores” históricos, no fue un buen debut, situación que se superó a los dos días contemplando maravillados la parafernalia broadway puesta sobre el escenario donde El Rey León, sus amigos y enemigos cautivaron y deslumbraron. Muñecos, títeres, actores, escenografía, maquinaria, luces, vestuario, música y voces a disposición de un show sorprendente.











En el Midtown central se encuentran la mayoría de los edificios famosos y es el centro de atracción turística. A pocas cuadras del Time Square esta el centro Rockefeller, un conjunto de edificios que va desde calle 48 a 51 entre las avenidas quinta y sexta. Muchas tiendas de marcas mundiales y el famoso Radio City Music Hall. En el hall del edificio principal un mural sin mucha trascendencia, recuerda que allí fue destruida la obra de Diego Rivera “El hombre en la encrucijada”, ya que reflejaba a Lenin en una marcha por el primero de mayo, cosa que al capitalismo no le gustó para nada. A pesar de la amistad que lo unía a la familia Rockefeller los administradores del centro decidieron destruirlo. A pocos metros de allí se encuentra la famosa pista de patinaje sobre hielo coronada por la dorada estatua de Prometeo. Por esos días un enorme abeto de 26 metros de alto fue colocado allí cubierto de 45.000 bombitas de colores, eso si, LED para ahorrar electricidad, rematado por una  estrella de unos tres metros con 25000 cristales de Swarowski. Es el símbolo navideño de la ciudad y es la mayor fiesta que se festeja en Estados Unidos, miles de turistas nacionales llegan a la ciudad para hacer sus compras navideñas. La ciudad esta preparada para ese evento y el encendido del árbol es un acto trascendental con deslumbrantes shows, todo acompañado por la decoración de las grandes tiendas que rodean el sector ubicadas principalmente en la quinta avenida. Según cifras oficiales, la plaza es recorrida por 750.000 personas por día que no dejan de fotografiar no solo el árbol, sino todo el entorno adornado con figuras alusivas. Por momentos es imposible moverse con independencia, sino que uno es arrastrado por la masa que gira en torno del circuito decorado. La noche del 24 fue impresionante ver el encendido de flashes y el movimiento de cuerpos bajo una tenue llovizna. Todos queríamos sacar la mejor foto. Seguro que hay miles de fotos iguales a estas, en todos los rincones del mundo, tomada ese 24 de diciembre de 2012.
















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