jueves, 25 de abril de 2013















                                                    





Ocho menos cuarto, aeropuerto J.F.Kennedy. Despues de casi once horas de vuelo en American y tras recorrer 8500 km., la Gran Manzana, prontito estaría a mis pies.


El sol del 20 de diciembre empezaba a asomar cuando recorríamos las calles de Queens rumbo al hotel Wellington. El chileno del transfer nos presentaba formalmente uno de los barrios  no tan famosos de Nueva York, de paso nos contaba sus frustraciones de latino que venía a hacerse la América del Norte; las añoranzas por sus tierras y la seguridad de que si le seguían pidiendo mas y mas papeles para darle su ciudadanía, se volvía, harto de pelearla por quince años. Mientras tanto, la postal no se veía. Filas y filas de vehículos trasladándose de una a otra punta de la ciudad para llegar a oficinas, tiendas, escuelas, bancos... moviéndose por los cinco “boroughs” que la conforman: Bronx, Brooklyn, Queen, Staten Island y Manhattan. 


De pronto, entre los enormes hierros del Queensboro Bridge la torre mas conocida del mundo; cruzando el río, el Empire State rodeado por Manhattan. El río East debajo nuestro separando del continente al distrito mas famoso de la ciudad, el mas visitado, el mas fotografiado, el mas filmado casera y artísticamente. Quien no anduvo por Manhattan con el Taxi de Robert de Niro, o acompaño a Woody Allen por sus calles. Quien no anduvo en las alturas del Empire con King Kong o retrocedió en el tiempo con la visión de Scorcese y sus Gangs, o se divirtió con las chicas y su Sex por la ciudad. Y quien no recorrió el Little Italy del padrino o el Museo de Historia Natural de la mano de Ben Stiller. 


Aquí estaba metiéndome en la ciudad
por la calle 60. Bolsones de basura amontonados en las veredas, camiones descargando mercaderías, muchos taxis por la ancha calle. El cielo no se veía, pero el sol se metía entre los enormes edificios a calentar la fría mañana. En la 5º avenida tenía el comienzo del Central Park a la derecha. Doblamos en la 59 rumbo a la séptima. Que sorpresa ver a Bolivar al final de la sexta y a Martí, y a San Martin, enormes los tres montados en monumentales caballos custodiando la entrada sur del parque.












En la séptima y 55 esta el hotel Wellington. La recepcionista nos hablo en español ni bien dijimos buen dia. Llegamos al piso 16. Despues de echar un vistazo a la habitación saque la primer foto desde la ventana. Para Franco que me la pidió:









Lo primero desayunar. Pasamos junto al Carnegie Hall y en la 7º y 57, entramos al Europa Café. La moza hablo en ingles y ahí empezó el problema. No nos entendíamos. Menu. Trajo la carta, la cosa es que no sabia de que se trataba lo que ofrecía. Llamo a otro mozo. El pibe hablaba español. Era colombiano o puertorriqueño. Solucionado.



A las 11 estabamos caminando hacia el Central Park. La idea era hacer un recorrido sin tanto detalle por la zona y empezar al día siguiente a descubrir los sectores de la ciudad mas interesantes. En el Columbus Circle (8º, Broadway y 59) nos encontramos con la Broadway y comenzamos a recorrerla. Por esa altura no es tan transitada y los famosos carteles aun no están a la vista, llegando a la 52 alli se empieza a transformar en lo que la hace famosa: carteleria, luces, amontonamiento de gente, la famosa Broadway teatral, el centro estratégico de la ciudad.






Fotos de rigor y cuando llegamos a la 42 nos fuimos hacia el este.





Nos encontramos con una pista de patinaje en el centro de una plaza (Bryan Park) y la famosa imagen de gente girando sobre el hielo. De ahí a la 5º avenida hay unos pasos y un enorme edificio pone limite al parque, en el centro de la cuadra una escalera custodiada por dos leones, una a cada lado, sube hasta el enorme portal de la Biblioteca Publica, el limite del parque. Unas cuadras mas al sur, por la 5º, alto, enormemente alto, el edifico del Empire State con su marquesina dorada.






A las 6 de la tarde, ya oscuro nos encontramos con los arbolitos iluminados de las películas, el Radio City y unas enormes bolas navideñas sobre una gran fuente sobre la 6º avenida. A la vuelta, el Rockefeller Center y el gran pino de navidad, iluminado, rodeado de gente de todo el mundo fotografiándolo. Apretándonos, empujándonos para encontrar el mejor ángulo.







Esto es Nueva York, todo grande, gigante…exagerado.









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